jueves, 18 de septiembre de 2014

El "detonadorxxi"

¿Escuchaste hablar sobre las fuerzas abstractas?
A los 14 años siempre hay muchas cosas qué aprender y un universo para descubrir. Eso me pasó cuando empecé a cursar la escuela con compañeros nuevos.
Uno se acercó para hablarme, por cierto: era muy marginado y subordinado por todos, pero como yo era muy tímido no le presté atención; no sabía cómo prestársela.
Era lunes, y el miércoles nos llevaban a un teatro para ver una obra de títeres. A decir verdad, ya me habían cansado ese tipo de cosas, tal vez yo pensaba diferente o tenía una perspectiva más seria y estructurada.
El martes el chico se me volvió a acercar;
- Pablo. -dijo, extendiendo su mano.
- Mati... Matias. -le respondí, tartamudeando.
- ¿Por qué estás tan excluido? -al decirme eso pensé en responderle: "Para estar como vos prefiero estar así toda la vida", pero no.
- Supongo que es porque soy muy tímido.
- ¡Jaja!, debe ser...
Me dio su número y me dijo que a él le dicen: "detonadorxxi" pero que "Pablo" le gusta más.
Me resultaba un poco pesado, me viene a hablar y sólo lo hace con sus temas e intereses.
El miércoles antes de ir a ver la obra me dijo: "¿Querés que nos quedemos?", con un tono minucioso. Yo accedí, con timidez.
Estuvimos un rato en el patio de la escuela, Pablo me contaba de un sueño que había tenido, después lanzó una pregunta al aire: "¿Creés en las fuerzas abstractas?", yo, con total desconocimiento, respondí: "Más o menos, varía la perspectiva". No tenía idea lo que eso significaba y quería averiguarlo porque el nombre colmaba mi atención. Seguimos hablando, sonó el timbre y nos fuimos a casa, llegué y me senté en la computadora para que Google me dijera todo lo que sabía sobre "Fuerzas abstractas". Me salían algunas leyes de estado, cosas relacionadas con Dios y mucha astrología, no entendía mucho.
El jueves Pablo me preguntó si alguna vez había tenido un sueño lúcido. Debo reconocer que cada vez me interesaba hablar con él y había resultado ser un tanto bohemio en cuanto a los pensamientos e inercia. Le respondí que no sabía qué eran los sueños lúcidos; esta vez no podía aparentar sabiduría porque no tenía la menor idea de qué estaba hablando.
Me explicó que son sueños vulnerables donde vos dominás la secuencia; podés vivirlo como otra realidad. No le creí mucho, pero luego me invitó a probarlo, me dijo que pegue muchos papeles diciendo: "¿Estás soñando?", así se me hace costumbre pensarlo y me lo pregunto en el sueño. También dijo que a la noche, antes de acostarme y con sueño, me relaje, respire bien y empiece a pensar en lo que quiero soñar hasta entrar en estado subconsciente, ahí yo podría empezar a sentir la pre-sensación. Fue raro pero no profundo. Pensé en un bosque con árboles gigantes, un día de frío y soleado, con sonidos extraños y animales pequeños inhibiéndose con rapidez. Funcionó aunque me duró poco porque se ve que algo hice mal; me dormí y al otro día no me acordaba nada.
Le conté ansioso a Pablo que me había funcionado y me encantaba, él me preguntó qué soñé, le conté lo del bosque y me propuso ir más lejos; "Soñá con alguien que extrañes, que quieras volver a ver", y me dejó pensando, un poco ansioso y con incertidumbre. Llegué a casa con esa idea y me decidí; lo iba a hacer.
Eran las 23:45pm., estaba agotado ya, porque había tenido gimnasia. Recordé lo que iba a hacer, e hice lo de la noche anterior.
Me levanté de la cama, con mucha sed y ganas de ir al baño, no sabía qué hacer primero; fui al baño, salí y me dirigí a la cocina, estaban todas las luces apagadas y ladraba un perro muy cerca; "Nosotros no tenemos perro", me dije. Tomé agua y volví a mi cama, lo curioso es que, cuando quise entrar, no había picaporte. Fui hasta la habitación de mi madre, abrí la puerta y una luz me encandiló, sabía que estaba en un sueño, un olor horrible salía de adentro, parecía que un cadáver se había echado a perder. Resbalé con un líquido rojo, el cual también había aparecido en el bosque, y caí despertándome todo sudado. Sentía una vorágine inmensa; miedo, frío, dudas, y miedo, nuevamente.
Le mandé mensaje a Pablo y se lo tomó demasiado bien, como si él hubiera vivido cosas peores, y no lo dudo. Pasó un largo rato en silencio:
- O sea que ¿a la que extrañas es a tu madre?
- No lo sé, fue raro, tampoco me enfoqué tanto en el pensamiento anoche porque me sentía muy cansado y pasó todo demasiado rápido.
- Esta noche intentalo y seguramente vas a tener compañía... -dijo, como dejando en suspensivo la conversación.
Ese día quería ir más lejos, quería descubrir esa realidad oculta. Hice los pasos de siempre y estaba en la casa de mi abuela, me acerqué a ella y le pregunté: "¿Estoy soñando, abuela?", no me respondió. Recorrí su casa desde la entrada, el living, pasando por la cocina, observando el patio y terminando en su habitación, abrí la puerta, la misma luz me encandilaba, el mismo líquido rojo se posaba por debajo de mis pies pero esta vez sin hacerme caer, intenté avanzar, con la vista en blanco, sentía los muebles de su pieza, el olor a putrefacción se apreciaba cada vez más, gritos desgarradores se escuchaban, personas de todas las edades: ancianos, niños, adultos, bebés. Luego una voz gigante exclamó: ¡Salí de acá, demonio traidor!", salí corriendo, una luz tenue había al fondo, yo apuntaba a ella como si fuese la salvación de mi pesadilla. Llegué ahí, saltando una puerta, y quedé perplejo, corporalmente. No me podía mover, estaba paralizado. Luego otra puerta se abre, era una figura de unos 3 metros, con una capa, capucha y piel bien pálida, se acercaba flotando y con una sonrisa frívola plasmada en su ceño. Con la misma voz gigante que la de recién me dijo: "Te dije que ibas a tener compañía", mientras habría su boca gigante para darme un mordisco. La última escena que me acuerdo fue ver la cara de Pablo. Me desperté y me mantuve quieto unos 15 o 20 minutos hasta que comprendí que el sueño había acabado y ya me podía mover. Agarro el celular, abro los mensajes; Pablo: "Te dije que ibas a tener compañía jajaja!!". Lo cerré y apagué el teléfono.
Nunca más volví a hablar a Pablo, ni él me buscaba tampoco, ya había hecho otros amigos y seguro les está hablando sobre los sueños.
La siguiente noche antes de dormir, tomé el celular, abrí la casilla y me salían muchos mensajes: "¿Estás soñando? ¿ESTÁS SOÑANDO? ¡¿Estás soñando?!". Lo eliminé y bloqueé.
El problema se terminó y decidí no meterme más en algo así.
El único detalle fue que hace poco instalé el Whatsapp y me llegó un mensaje de un tal "detonadorxxi".

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