sábado, 27 de abril de 2013

Preciosidad...

Invierno, frío, extravagante frío. Bufandas, lana, camperas, gorros; abrigos.

Iba a ser un día más, pero un día en el que sentía que algo le tenían preparado...
Tranquilo y desapercibido sale de la habitación, toma su bolso y encamina al trabajo.
El camino era uno en el que podías imaginar cuán cantidad de homicidios cometidos como frío sentido.

A lo lejos ve sombras, sombras que no lograban tomar forma alguna, él solo seguía, ese camino ya le parecía monotonía.
Se va acercado y le empieza a encontrar una forma real, una forma nunca antes vista, por lo menos para una persona dotada, una que es laboriosa de explicar, en fin, algo realmente, por lo menos para él, nunca visto, ni siquiera en una pesadilla o pensamiento remoto, nunca.

Esa tan inusitada sombra había tomado una forma que él conocía, que por lo menos se la había imaginado alguna vez, o tal vez no. Él sólo había plasmado su mirada en ella olvidándose de su trabajo, sus quehaceres, olvidándose de todo su día y tal vez su semana.

Acercándose con rareza y sobresalto logra verla en realidad.
Era una especie de mujer gigante con cuernos de su tamaño, cabello... no sé si llegaba a ser cabello lo que poseía, una vestimenta peculiar, pero ella la hacía ver mal.

Lo extraño de todo es que a él le resultaba familiar, no lo atemorizaba ni producía nada extraño en él, sólo curiosidad.
Entonces optó por tocarla, ella se receló y se alejó, extrañamente le temió a una persona que era 10 veces de tamaño menor.
Quién sabía que significaba para ellos eso.

Intentó acercarse para acariciarla de nuevo, ella miedosa-mente asintió y lo dejó.
Acercando su mano para plasmarla en el cuerpo de la mujer ella gritó, no obstante, obsoleta y sin moverse.
Él no se percató y finalmente la tocó...
Casi mágicamente ocurrió.

Encandilando una luz blanca apareció dejando de su vista un cielo infinito.
Al aclararse sus pupilas vio una mujer con una belleza externa que nunca en su vida había visto ni atrevido a imaginar.
Estaba hecha para él, se imaginó una vida perfecta con ella.
Ella podría convertir el gusto de cualquier ser a su semejanza con tan solo mirarlo.

Luego se aproximó para poder apreciar su piel, su cabello, su tan perfecto cutis con sus manos.

Esa luz apareció de nuevo, un timbre comenzó a sonar alejándolo de todo y despertó.
Levantándose para ir a trabajar.

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