La voz de mamá, - ¡Hijo, vení! Dijo con un grito desaforado desde la planta de abajo. - ¡Termino esta oración y bajo, mamá! Le respondí con el mismo tono para que se notase mi voz a lo lejos.
Terminando la última oración. Me levanto de mi escritorio para bajar, abro la puerta y mamá estaba al frente de mi habitación con un terror inundado en su cara. Cuando le quise preguntar qué pasaba ella abrió la boca y me dijo:
"No bajes, yo también oí ese grito."
No te mueras nunca, Shoel, tkm.
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