Era a semejanza de mis gustos, expectativas; saciaba mis ideales.
Me tomó de la mano y susurrándome al oído promesas con contenido perfecto y feliz yo volaba.
Sentí, apenas, pocos roces de su piel, pero estaba tan cerca que no me salía desear más. ¿Será ella la de la facultad que tan loco me tiene y tan poca importancia me presta?
Su don era esclavizar mis sentidos con su gusto. Su mandato saciar mis necesidades.
Ya condenado a su aroma, a su voz, a su sensibilidad; a ella.
De vez en cuando sentía leves dolores en el pecho, pero vaya alguien a saber qué era, no debía importarme. Ello pasaba desapercibido entre sus brazos, todo pasaba desapercibido.
El dolor aumentaba y las voces subían el volumen, yo con plena confianza me dejaba llevar en esas palabras sin sentido, no las entendía, pero con ella a mi lado todo perdía valor.
Mi pecho ya no aguantaba, mis oídos volvían loco a mi cerebro que algo me quería decir, pero yo me sentía pleno y no quería escucharlo. Seguro arruinaría esto tan corto y perfecto.
¿Tendrá algún propósito para mí? ¿Este dolor tendrá que ver con ella? Algo tan lindo no podrá causar tanto mal, no.
Sangre, más sangre, gangrena, hemorragia, ¿cuándo pasó esto? ¿Y esta nota? "Lamento y disfruto tanto esto, bienvenido a mi montón, ellos quienes sienten ese dolor en el pecho y luego leen esto..."
-¡Oh! ¡Esa mierda de sueño! Puto café... *Ring* *Ring* -¿Hola? ¿Quién es? -Camila, la de tu curso en la facultad... -Andate a la mierda, puta.
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