Le contaba mis directores de cine favoritos. Le contaba quién me gustaba, y él me miraba con unos ojos perdidos. Le decía que hoy la vieja de geografía me separó del grupo y me dejó solo porque nunca hago nada y no me preocupo. Puteaba delante de él y parecía ponerse alegre. Los otros me miraban como si fuese un loco. Yo le seguía hablando y él me seguía mirando con atención.
-Nunca te va a responder, idiota.
-Obvio que no, si es un perro.
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Ya sea puteada o halago, dejala.