Las odio. Cuando empiezan a bostezar y se distraen. Te
quedás un segundo callado y se duermen. Y vos te tenés que quedar jugando con
el gatito o haciendo chasquidos para llamar al perrito. O viendo ese programa
nocturno donde tenés que adivinar las palabras. Otras veces te quedás mirando
el final de una película solo. En fin; las odio. Claro caso es el mío. A veces
la miro detenidamente y pienso: “no puede ser tan linda si está dormida”. ¿Por
qué hasta cuando duerme me manipula? En fin; la amo.
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